lunes, 1 de junio de 2015

El vuelo para salvar a los rinocerontes

Los especialistas seleccionan desde el helicóptero los animales que se llevarán a Botsuana. Desde las alturas, disparan el dardo que dormirá a los rinocerontes escogidos. Una vez dormidos, los rinocerontes son estudiados al detalle y se toman muestras del animal. Con lo ojos vendados, y mientras dura la sedación, se les corta el cuerno de la forma más cuidadosa posible. Ya sin cuernos y con las muestras tomadas, llega la fase es la más delicada: se mete a los animales en contenedores y se les transporta hasta un recinto en el que permanecerán en cuarentena para eviar trasladar enfermedades a la zona de reubicación. La prioridad en este momento es evitar servirle a los furtivos en bandeja los rinocerontes. Tras superar la cuarentena, los rinocerontes son embarcados en un avión para su traslado desde Sudáfrica hasta Botsuana. Desde el aeropuerto de Maun en Botsuana se procede a trasladar en camiones a los rinocerontes a la zona en la que serán liberados, lo más rápido posible para no prolongar el estrés de los animales. Los rinocerontes esperan a ser liberados en algún punto al norte de Botsuana, tras un viaje en avión desde Sudáfrica, donde corrían un serio peligro de ser cazados por los furtivos. Finalmente, los rinocerontes son liberados en su nuevo hábitat. Pasan de vivir amenazados por la espadad de Damocles que aterroriza Sudáfrica, con más de tres animales cazados al día, a la seguridad de Botsuana, donde el riesgo es mínimo. 











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